En los últimos tiempos, el mundo digital se ha impuesto en nuestra sociedad como un auténtico soberano, “guillotinando” el trabajo de miles de personas, sin solución de continuidad.

Y lo grave del caso es que a la sociedad, en general, no parece preocuparle el asunto. Vivimos diariamente con noticias sobre ERE's causados por la implantación de las “nuevas tecnologías” y pasan inadvertidas en la sociedad. Oímos hablar a los sindicatos de un Plan para prejubilar por ley a los mayores de 55 años desempleados de larga duración, porque se da por sentado que no van a encontrar un trabajo. Pero nosotros, “erre que erre” atontados mirando la pantalla de nuestro móvil en cada paso de cebra.

“Drones” para entrega de paquetes a domicilio, cajas automáticas en los supermercados, bancos virtuales sin oficinas, coches sin conductor, difusión de información y contenidos “online”... son solo algunos ejemplos de la implantación del mundo digital y de la puesta en valor de tales acciones frente a lo tradicional.

Los inversores en Bolsas de todo el planeta están desconcertados; no saben a qué “apostar”. Por ello, se refugian en el precio del petróleo porque es lo único que “tradicionalmente” conocen y valoran, y así , los mercados bursátiles se parecen a un carrusel más que a un auténtico mercado de valores que apueste por la inversión y la creación de empleo.

Por otro lado, las ofertas de empleo en este “nuevo mundo digital” están absolutamente sesgadas. Se apuesta por los sectores relacionados tales como la ingeniería, informática, programación web y telecomunicaciones. Pero no por el área de las humanidades. Los que han estudiado “por letras” solo les queda reconvertirse en camarer@s o estudiar otra carrera con “mejores salidas” (al extranjero?). Así las cosas, no nos va a quedar otra alternativa que ir cerrando todas las universidades de humanidades y dejar sólo las de enseñanzas técnicas. La cuestión es si habrá trabajo para todos los “técnicos” y si todos los que estudien “tecnologías” estarán capacitados para tales estudios. La respuesta a ambas cuestiones seguramente es NO. ¿Crearemos guetos para los “no cualificados, a semejanza de los visionado en “Juegos del Hambre”?.

Aunque contar estas cosas no parece afectarnos. Me recuerda al cuento del lobo. Tanto advertir de que “viene el lobo” que nadie hace caso, hasta que llega. Y en ese momento, o tienes un buen escudo o estás “fundido”. Es eso precisamente lo que han buscado “los” de las cuentas en Suiza y en Panamá: un escudo “offshore”. Me llama la atención, la “falta de atención” de una amplia mayoría porque el visionario guionista de la serie Star Treck ya nos lo predijo en los años 60.

No es que me encante el asunto, pero reconozco que el ser humano solo reacciona cuando tiene ya el problema encima, sin un posible buen arreglo. Y digo esto, porque no habrá gobierno de “derechas” ni de “izquierdas” que pueda pararlo y, menos aún, que pueda solucionarlo. Las cargas sociales en materia de pensiones y subsidios serían tan altas que harían inviable el estado del bienestar tal como lo hemos disfrutado, ya que aquellos con “escudo offshore” ya se habrán “pirado” del país. Algunos “sesudos” tertulianos afirman que habrá que empezar por no tener hijos para que así haya trabajo para “todos”. Pero en tal escenario, cada trabajador en activo tendría que sostener la pensión de hasta 3 jubilados y, tal como están los salarios, me parece que eso no sería sostenible. Tal vez, como alternativa, nos veamos obligados a implantar la eutanasia activa a partir de los 70 años, por ejemplo.

Serán los Google, Amazon, Facebook... de turno los que rijan los destinos del mundo, los que dicten las normas, los que diseñen el camino, mientras los gobiernos simplemente acatarán las “donaciones fiscales” de tales “macro-corporaciones” para “hacer seguidismo” de lo bueno, bonito y barato de las novedades tecnológicas y sus ventajas sociales. Así pues, recibamos todo lo “digital” como una bendición del cielo y esperemos a que el “apocalipsis tecnológico” acabe por “fundirnos” a todos los presentes.